Muchas gracias por tu apoyo Luis, grandes los bomberos!
Aquí su email:
Hola, me llamo Luis de Tapia, soy bombero de la comunidad de Madrid, del parque de Colada.
Os quiero felicitar por el excelente trabajo que estáis desarrollando...
He redactado una hoja informativa que recoje el sentir de una gran parte de los bomberos como servidores de la ciudadania, y os lo mando para que sintáis el apoyo de la gente decente de este país.
Esta hoja es la que repartiré si me veo en el caso que me manden a colaborar en un desahucio.
De esta hoja me responsabilizo personalmente, aunque resume la opinión de casi todos nosotros.
La podéis difundir y usar como queráis, bajo mi responsabilidad, porque no es un manifiesto institucional.
Un abrazo y ánimo, es muy grande lo que estáis consiguiendo y un orgullo para toda la sociedad.
Los
bomberos somos un servicio público enfocado a garantizar el
bienestar de la ciudadanía, nuestro escudo proclama:
“Salux
populi, suprema lex”
es decir, la salud del pueblo es nuestra suprema ley.
El
artículo 47 de la constitución española
establece el derecho a una vivienda digna y adecuada, siendo los
poderes públicos los responsables de velar por su cumplimiento.
Por
estas razones los bomberos entendemos que desahuciar a familias sin
recursos, seguramente con sus miembros en paro por la nefasta reforma
laboral, presos de condiciones abusivas en sus cláusulas
hipotecarias, con objeto de incrementar los beneficios de una banca
especulativa a la que estamos rescatando “con
fondos
públicos” es
claramente anticonstitucional, además de éticamente inmoral.
Asi
pues, por conciencia y decencia nos ponemos al lado de los ciudadanos
afectados.
Los
bomberos somos partidarios que las deudas se paguen
pero, en el caso de los desahucios, no debemos olvidar que la
vivienda es un derecho y no un producto financiero, por eso creemos
que las personas desahuciadas tiene derecho a una segunda
oportunidad.
Es
difícil entender que las administraciones públicas no ofrezcan
alternativas dignas para quienes firmaron hipotecas y contratos de
alquiler de buena fe, y que no han podido continuar pagando por
causas de fuerza mayor o derivadas de la crisis. Se ampara y rescata
a bancos pero no a las personas que se han visto afectadas por la
arriesgada conducta y mala gestión de aquellos. Crisis que, con el
paso de estos años, comprobamos no fue provocada por los
hipotecados, sino por la codicia y la especulación de los bancos y
que, apoyada por la reforma laboral, ha conducido a un suicida
aumento del paro.
¿Es
legítimo un gobierno que inyecta ingentes cantidades de dinero
público para rescatar a la banca, sin ninguna condición, ni
supervisión sobre el uso de este dinero que es de todos? ¿Es licito
permitir que los bancos empleen este dinero en salvar a los grandes
fondos de inversión, a los grandes tenedores de la deuda, cercenando
el crédito a las familias y, a la pequeña y mediana empresa (que es
la que crea empleo)?
¿Cabe
hablar de respeto a la constitución en un país donde la primera
causa de suicidio es el desahucio, habiendo millones de pisos vacíos
en manos de los bancos? Es inaceptable que las administraciones no
asuman su responsabilidad, su deber con la sociedad y ofrezcan
respuestas a esta situación alarmante.
Según
la agencia EFE, la gran Banca española multiplicó por cuatro sus
beneficios en el 2013, mientras la economía caía un 1,2% y se
destruían 198.000 empleos.
A
la par, el sueldo de los directivos subió un 7% mientras que el de
los empleados caía un 0,5%.
Ante
este escenario, cabe preguntarse: ¿Es legítima la desobediencia
civil, como la que practica en nuestro país la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca?
Por
supuesto que lo es, precisamente la PAH ha tenido importantes premios
en reconocimiento de su lucha por los derechos, como el Premio
Nacional de Derechos Humanos 2012, de la Asociación Pro Derechos
Humanos de España, y el Premio Ciudadano Europeo 2013, del
Parlamento Europeo. Sin embargo, no ha servido para que el gobierno
español cambie el rumbo de su política ante los desahucios, pero
si para ganarse el respeto y la admiración de los bomberos.
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